BORRÓN Y CUENTA NUEVA

Azuzo la candela y deslizo cuartillas impresas
de emborronadas letras, negras, muy negras.
El humo oculta del miedo a las dimorfas.

Llamas presurosas engullen la tinta,
se apropian  febrilmente del verso que la impregna.

El llanto y los suspiros, revisa en cascada.
La sonrisa y el miedo; el dolor y la rabia,
se precipitan al holocausto de su alma.

Salpican por el aire sus letras hostigantes
que  le crucifican en sus largas melodías.

Suspiros se almacenan
mientras, su alma se encabriola.
Se escurre de su cuerpo, se aleja  solitaria,
incierta, sudorosa…

Reflexiona.
Aterido de frio se consume.
Orgulloso como mármol y roble.
Como trigo, cebada… con cuchillas de trillo
arrastrando su carga, se esparce en la solana.
30/03/17

Antonio Molina Medina

UN DÍA CUALQUIERA

Federico Garciaz Lorca
Autor D. Javier de la Torre
Diez horas, quince minutos de un día cualquiera de junio de dos mil trece.
Embebido en la lectura, reorganizando su vida en las fuentes de lo escrito detrás de los pasos de nuestro poeta… un tal Federico.
Una vez más nos arrastra a seguir penetrando este descubrimiento de la poesía. Paseamos por Paris y nos embarcamos en un crucero con destino a Nueva York buscando la ruta que anda detrás de una nueva poesía. Incansablemente nos encontramos con Walt Whitman adentrándonos en un poema de Pessoa donde su autor lo menciona. Pero el destino es gratuito y sibilino. Mientras escribe sonríe, porque en su mesa está abierto un volumen de poemas de Whitman que le acompañan en la mañana soleada, mientras en su habitación se mezcla voces y sonidos de las guitarras de Morente y Tomatito elevándolo por los aires con coplas de Andalucía. Sorteando todos los obstáculos que la vida nos impone. Recogiendo partículas llenas de sentimientos engarzadas en su corazón. Resuena la voz de Enrique entre cuerdas tomatadas, sonidos se deslizan por los ríos de su cuerpo, se filtran por las cavidades de un corazón resquebrajado e impulsivo, que atrapa su organismo de bóveda vieja y andrajosa, pero limpio entre tanta mente podrida e inservible que nos rodea.


Atrapando las palabras envueltas
en pergaminos de versos.
Aferrándote a ellas,
para que no vuelen solas
aunque sean en silencio.
26/03/17

Antonio Molina Medina

ÉL ERA UN LOCO

“Él era un loco. Nada quería.”
Solo su madre lo comprendía.
Se aferró a ella y hasta su sombra
le acariciaba mientras vivía.
Hoy su recuerdo perdura en el tiempo
estando presente en todos mis recuerdos.
Las lagartijas me saludaban cuando niño
y los lagartos puestos de pie me hacían correr.
Solo tenía un fiel amigo, mi perro León,
¡Él si me comprendía y me defendia con mucho ardor!
Hoy la Luna esta triste y acosada por
los ineptos dañinos de DOS PATAS.
24/03/17
Antonio Molina Medina


“POR UNA SONRISA”

El mundo nos resulta un pequeño pañuelo,
donde la magia del ilusionista hace aparecer
por los rincones de su cuerpo lo que place a los que sonríen.
Pero esta vez no son sus manos, ¡son palabras!
que brotan espontaneas y cuelgan de una pared.
Un pequeño texto como si una fumata de lirios
dejase caer en los corazones sentimientos y plegarias
que, a través de una niña y unos padres entregados,
que sufren en sus carnes el impropio y duro paladar
de sus desdichas;  dentro de la cordura  y seriedad
con la que llevan sus vidas.

“Las personas que tratan de mejorar su entorno
y ayudar a los demás, desinteresadamente,
son las personas que cambian el mundo.”

Impactantes palabras, la sonrisa de una niña y,
seres que acogen sus desdichas con una sonrisa en sus rostros.
Dejan en las paredes donde degustan como también
lo hacemos algunos, el calor de las Olas y el frescor
de su playa que nos acoge y nos place; entre el calor
del levante y la brisa del poniente, compartiendo
entre las mesas de Las Olas, repletas de sonrisas
que nos hacen volver a su cabaña.
Ya que la humanidad de sus moradores, no pasa
desapercibida y su inquietud salpica a los que se acercan
compartiendo con ellos la palabra… Las palabras.
Algeciras 02/09/16

Antonio Molina Medina

ELLA FUE

Como pájaro herido
que no podía volar,
se aferró a sus alas.

Pedía cariño a sus ojos
Y ellos…
le enseñaron a volar.

Yo quisiera ser el aire e
introducirme en su cuerpo
muy cerca del corazón
y no olvidar su recuerdo.

Tu piel huele a albahaca, a canela.
Las perlas de tu cintura
brillan marcando el camino
hacia el puente de los suspiros,
donde podremos gemir
lamentos de miel y vino.
17/03/17

Antonio Molina Medina

TODO

¡Ha quemado sus naves por seguir sus pasos!
¡Ha cavado la tierra por compartir sus frutos!
¡Ha vivido pensando en un amor tan puro,
que se olvidó de él!
Y en la curva del camino
apareció el vacío silencioso.
Se aferró a sus dedos, saltando hacia él.
13/03/17

Antonio Molina Medina

ÉL BUSCABA…

Como un mendigo, sediento de cariño,
buscando un nido donde cobijar
su alma y depositar su cuerpo…
Así se encuentra… perdido.
Un mundo nuevo lleva en su corazón.
Al compás de las letras que almacena
su mente el calor de otros cuerpos,
cuyo aliento denota a través de sus pasos,
sentía el frescor de las hojas y los granos de trigo.
El aire respirado que mana en su pradera y
la sabia del calor renueva sus arterias.
Lo humano se hace bíblico
entre surcos de arado… tierra y, de un cielo
cuajado de presentes, que se aferra a ella,
aunque los rayos del sol le queman.
09/03/17

Antonio Molina Medina

FLORECES

“Un pergamino se dejó caer entre sus manos
que desdoblaron sus dedos.”
Brotan de él los olores de sus letras,
versos aguados que llegan de tus ojos, compañera.
Hoy dejó la ventana abierta, para que la luz
de tus ojos penetren entre sus dedos y al
golpear en las teclas, se amotinen,
trastornada la razón, que él tuvo en su día,
y que partió entre sus versos como un alud de palabras,
rellenando su costado.
Mientras recorría el camino se deslizaban los versos…


por la ventisca sus letras.



"Eres peregrino de mi carne"
Para aferrarme a ella y resbalar,
entre sus espacios jadeantes.
Las yemas de sus sueños se
deslizan por su cuerpo,
rebuscando los recuerdos,
los que su cuerpo percibe
dentro de su invernadero.
06/03/17
Antonio Molina Medina

La vida

Valderrubio: casa museo de Federico García Lorca (Granada)
La vida se agotaba y su cuerpo
no tenía memoria que recordar.
Mientras la bruma plateada
se desprende por la orilla de
su rio, un sueño surca sus aguas.
Delirante se hace realidad.
Cargando sus viejas alforjas,
repletas de añejos recuerdos,
caminaba por la Vega
buscando su río secreto,
una pequeña fuente
y un rincón donde reposar.
Enroscando su cuerpo,
con los ojos en el aire,
encontró la libertad.
02/03/17

Antonio Molina Medina