LUNA

Se topó con la luna una madrugada.
Le deslumbro su fuego y atrapo su alma.
Desde la misma orilla del río que le abraza
cobijó su fría sombra mezclada con su agua.

La luna sonreía. Él quiso abrazarla.
Su abrazo trastorno lo poco que quedaba
de aquel muchacho que cuidaba las cabras.

Ella le acompaño y regaba sus sueños.
Las palabras brotaban del aroma su cuerpo.

La luna se alejaba y él la perseguía.
Y no se resignaba a perder su sombra.
Elevando su cuerpo él volaba y volaba.
Subió tan alto el cuerpo que desgajó su alma.
21/11/16
Antonio Molina Medina