ELLA

¡Ha quemado sus naves por seguir sus pasos!
¡Ha cavado la tierra por compartir sus frutos!
¡Ha vivido pensando en un amor tan puro,
que se olvidó de él!
Y en la curva del camino
apareció el vacío silencioso.
Se aferró a sus dedos, saltando hacia él.

Antonio Molina Medina