Hola corazón, ya que se que
lo tienes, cuyo valor es incalculable, hecho de la mejor tela de la india,
capaz de dejarnos plenos de legados, que escritos entre sus bordes, nos hacen
suspirar por él y recordarnos lo mucho que lo usas para sembrar los campos de
semillas, llegando a los más recónditos lugares.
Son las hondas que trasportan
la pesada carga que rutia por las ondas de nuestro corazón ya trasnochado que se detiene a
sujetar sus latidos en el fondo de su alma. La luz de su entendimiento se
dilata cada día más intensa y fructífera, como alaridos que brotan de su garganta,
que no se cansa de pensar en todo lo que de mal te acosa y le desangra.
Amiga mía, por más que devano
las hebras de mi entendimiento no soy capaz de buscar algo con que poder dejarte
un poco de aire que te sirva o, una señal que detenga tu sufrimiento y la
angustia que tu sombra pasa.
Después de unos días
disfrutando la naturaleza en la tierra que te acompaña solo pienso en como
poder acompañarte en estos momentos ya largos con tu cruz a la espalda.
Mi mente se pelea en su
interior y de mi cuerpo solo busco la esperanza. Quizás sea un torpe caminante
que ni siquiera caminar sabia, y pretendo acompañarte en tu camino, largo y
sentido; lleno de obstáculos, por los que pasas.
Pero aquí estoy sencillamente
sentido y comedido, tratando de animarte con mis torpes panfletos.
Ya sé que es muy fácil
compartir en el papel los sufrimientos por los que pasas, pero también te diré
que, me cuesta transformar mis palabras en algo que te pueda ayudar en tu
camino.
Pero aquí estoy mi querida
amiga, y estaré, sin complejos ni zarandajas. Trataré que sientas, aunque sea
en la lejanía, que alguien está a tu lado, de la única manera que puede estar,
con palabras de ánimo y mucha fe en ti querida amiga.
Te mando las rosas que
poblaban los alrededores de la finca donde soñaba recordando tus palabras
envueltas en los versos que atrapas sin descanso cada día.
Estoy animado ya que parece que
algunas personas se preocupan por mis escritos y eso me da ánimo para seguir
con la cruz a cuestas, caminando las veredas por donde camino y si que espero
que…, algún día me pueda encontrar con esa viejera que camina a mi par, por las tierras de Castilla. Por los
trigales, cebada, avena y centeno, envueltos en la fina harina para el
invierno.
Algún día podre encontrar tu
sombra, la que me protegerá del sol que campea por Castilla, ya que los Ángeles
están siempre volando, sus sombras se engalanan con sustancias que provienen de
la estepa Castellana y el Blanco de la Cal de mi tierra soberana.
Espero que estas tonterías
que me salen sin pensarlo te puedan
hacer sonreír y a tu rostro se le acelere la sonrisa.
Algo se mece en los aires de Castilla capaces de
superar el fuego que muchas veces nos quema el alma y nos deja sin fuerzas,
pero le ganaremos la partida, para acunar tu
corazón entre las manos.
Antonio Molina
Medina