GUITARRA

 Una guitarra, al desgarrar
sus cuerdas con alegría,
apareo mi cuerpo a su cuerpo,
y pongo mi fantasía.
 
 Sus cuerdas ¿son? su lamento.
¡Qué manjar más delicado!
es para mí todavía.
 
 Salen lamentos de ti,
como mi “MADRE” escribía
amor a todo lo nuestro,     
y ¡qué bien se te entendía!
 
 Por boca de tus cantores
trovadores y poetas
que supiste conducir
y plasmas con tu pureza.
 
 Los cantes por Soleá,
los entones por Peteneras,
Seguirillas, y tantos palos.
 
 Que de la garganta surgen
de hombres que por ti se empeñan.
Unos, de ser superiores,
otros, que te percibían.
 
 Tu sonido que arrebata
es una miel exquisita
que de tu colmena surge.
La baba, se me abatía.
 
 Escuchando tu eufonía pura
como perlas sueltas,
que de tu fuente cataba,
y humedeciste mi cara.
Qué lágrimas se formaban.
 
Antonio Molina